domingo, 24 de marzo de 2013

La región literaria de Selva Almada / TELAM


"Me parece una gran idea el Filba Nacional, ya que son pocos los festivales literarios que hay en el interior. Y que esté organizado por una fundación, que además es editorial y librería, es optimo en el sentido que estimula la circulación de obras entre los escritores locales y los invitados", mencionó a Télam la autora nacida en Entre Ríos en 1973.



Y señaló: "hay un intercambio interesante que no se suele dar mucho. Para los que vivimos en Buenos Aires es difícil conocer las literaturas de las provincias a menos que uno esté vinculado directamente, como es mi caso, que soy entrerriana".

"Vine a participar de una charla que se llama `Tensiones regionales`, donde se pone a Rosario frente a Santa Fe y Paraná, que son ciudades más chicas. Es un tema que tiene que ver más con el recuerdo, porque ahora la situación es bastante distinta de cuando vivía acá. Ahora hay un intercambio más fluido", explica Almada.

Y cuenta: "los diez años que viví en Paraná, que fue toda la década del 90, prácticamente no venía nunca a Santa Fe a ver escritores; quizás con la música se veía más movimiento, pero con la literatura no existía".

"Y lo que ví hace unos años es que abrieron muchas editoriales chicas, algo que no pasaba cuando yo vivía ahí, y también me di cuenta que entre los jóvenes escritores -muchos de ellos poetas- hay un intercambio amistoso: son los escritores santafesinos de esta generación", define la escritora.

Y comenta: "cuando empecé a escribir, viviendo en Entre Ríos, me pasaba que pretendía una literatura más urbana, porque los escritores que conocía, entre ellos Juanele, escribían sobre la provincia de una forma que me parecía meramente pintoresca. Eso no me resultaba atractivo. Tenía como un cierto rechazo hacia el color local".

Y, continúa, "cuando me fui a vivir a Buenos Aires, cambiando la perspectiva, le empecé a dar valor a lo regional. Mientras vivía en la provincia esas cosas no me interesaban. Pero desde la distancia lo ví de otra manera y quise trabajar temas más regionales. Tengo cosas ambientadas en Entre Ríos y otras en el Chaco. Trato de rescatar la oralidad de los personajes".

"Es un mundo con el que me reconcilié viviendo en Buenos Aires. Lo primero que publiqué fue un libro de poesía, "Mal de muñecas" (2003); nunca había escrito poesía, pero si iba a muchos ciclos y se me dio por explorar ese terreno", señala Almada.

Y agrega: "pero luego de ese libro abandoné la poesía y volví a la narrativa. Ahí publiqué mi primer libro de relatos, `Niños` (2005), y después vino `Una chica de provincia` (2007), que es un conjunto de cuentos. Y el año pasado llegó mi primera novela, `El viento que arrasa".

"Pero la novela circuló muy poco, no tuvo tanta difusión, casi no estuvo en librerías, hasta que llegó la edición de Gárgola, que le dio más visibilidad, y empezó a tener circulación entre periodistas, la crítica, colegas y libreros", cuenta Almada.

Y también explica que el gran autor argentino, Alberto Laiseca, fue siempre una inspiración: "Lai es mi maestro desde hace muchos años, es una especie de gurú, un maestro en el sentido oriental de la palabra".

"El mes que viene ya va a estar en las librerías mi segunda novela, Ladrilleros, que se diferencia bastante de la anterior, que es chiquita, con pocos personajes y que transcurre en un día y pico. Esta es más compleja, más larga, hay más personajes y subtramas", adelanta la escritora.

Y menciona: "sintéticamente se trata de unos primogénitos de dos familias que están enfrentadas desde hace mucho tiempo. La novela empieza por el final, con los personajes agonizando después de un duelo. Y a lo largo de esa agonía se va reconstruyendo la historia de esas dos familias hasta llegar a ese enfrentamiento".

"Es una novela que tiene que ver, básicamente, con el amor entre varones", concluye Almada.

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